Publicado el: 2025-10-17
El nerviosismo volvió a sentirse en Wall Street. Este jueves, el índice Russell 2000, que agrupa a unas dos mil empresas pequeñas y medianas de Estados Unidos, sufrió una dura corrección que sacudió al mercado.
El indicador retrocedió 2.1 %, cayendo hasta los 2 467 puntos, su nivel más bajo en casi tres semanas. Aunque el S&P 500 y el Nasdaq también cerraron con pérdidas, el descenso del Russell fue mucho más pronunciado, reflejando la creciente cautela de los inversores frente a las compañías de menor capitalización.
El movimiento no pasó desapercibido: cuando el índice Russell 2000 se debilita, suele interpretarse como una señal de que el apetito por el riesgo se está apagando.
La jornada comenzó con cierta calma, pero bastaron unos pocos datos económicos para que el mercado cambiara de tono.
Los nuevos reportes de inflación en Estados Unidos mostraron una presión mayor a la esperada, y eso bastó para encender el temor a que la Reserva Federal mantenga las tasas altas por más tiempo. Los bonos del Tesoro subieron y el dinero empezó a salir de las acciones más vulnerables.
En medio de ese escenario, el índice Russell 2000 se convirtió en el principal afectado. Las small caps —empresas más pequeñas y dependientes del crédito— son las primeras en sentir el golpe cuando suben los costos de financiamiento.
Tasas persistentemente elevadas. El crédito se encarece y golpea directamente los márgenes de las empresas pequeñas.
Rotación hacia activos refugio. Muchos inversores migraron hacia grandes tecnológicas o bonos del Tesoro, considerados más seguros.
Presión sectorial. Bancos regionales y compañías de consumo discrecional —que pesan fuerte en el Russell 2000— encabezaron las pérdidas.
Incertidumbre global. La inestabilidad geopolítica y la desaceleración en Europa y China alimentaron la aversión al riesgo.
El resultado fue un efecto dominó: ventas aceleradas, fondos ajustando posiciones y una sesión que terminó con el índice en rojo intenso.
Desde las primeras horas de la jornada, el índice Russell 2000 ya mostraba debilidad. A media mañana, la presión aumentó: los bancos regionales cedían terreno, mientras las pequeñas tecnológicas apenas resistían.
"Fue un día de ventas sin respiro", comentó un trader de Nueva York. "Cada dato que salía reforzaba la idea de que la Fed no bajará las tasas tan pronto, y eso para el Russell 2000 es veneno puro".
Al cierre, la imagen fue clara: los inversores estaban soltando riesgo. El volumen de negociación creció de forma abrupta, y las pérdidas del índice Russell 2000 duplicaron las de los índices mayores.
En solo unas horas, se desvaneció el optimismo que había impulsado las compras en semanas anteriores.
El índice Russell 2000 cayó 2.1 % en la sesión, más del doble que el S&P 500.
Los sectores financiero y de consumo discrecional fueron los más castigados.
El ETF iShares Russell 2000 (IWM) replicó la caída con una pérdida del 2 %.
El volumen negociado creció por encima del 30 % respecto a su promedio semanal.
Desde el punto de vista técnico, el Russell perforó su media móvil de 20 días, una señal que muchos analistas consideran bajista. Si el índice no logra recuperarse pronto, podría buscar apoyo en la zona de 2 400 puntos, un nivel psicológico clave.
La caída del índice Russell 2000 no se quedó solo en los titulares: también golpeó a los fondos que lo siguen de cerca.
Varios gestores de ETF tuvieron que rebalancear carteras, reduciendo exposición a las small caps. Los fondos de cobertura, por su parte, aprovecharon la volatilidad para cubrir posiciones o directamente apostar a la baja.
En las últimas semanas, los flujos hacia fondos de pequeña capitalización venían mostrando señales de debilidad, pero el desplome de ayer consolidó la tendencia.
Los analistas advierten que muchas de estas compañías enfrentan costos financieros más altos, un entorno de consumo debilitado y dificultades para acceder a crédito.
Si la Reserva Federal mantiene su política restrictiva, el escenario podría seguir siendo adverso para el Russell durante el cuarto trimestre.
El foco ahora estará puesto en tres variables clave:
Nuevos datos de inflación y empleo. Si las cifras siguen mostrando resistencia, se complicará la expectativa de recortes de tasas.
Evolución de los rendimientos del Tesoro. Bonos más caros significan financiamiento más costoso y menos margen para las small caps.
Flujos de inversión. Los analistas observarán si vuelve el apetito por el riesgo o si continúa la preferencia por activos defensivos.
Algunos estrategas no descartan un rebote técnico en el corto plazo, impulsado por compras oportunistas tras la fuerte corrección. Sin embargo, advierten que ese repunte podría ser limitado si la narrativa macroeconómica no cambia.
Lo ocurrido con el índice Russell 2000 esta semana es más que un movimiento puntual: es una señal de cómo se está reacomodando el mercado.
Durante buena parte del año, las grandes tecnológicas acapararon la atención y el dinero, mientras las small caps quedaban rezagadas. Ahora, con tasas aún elevadas y perspectivas económicas inciertas, esa brecha parece ampliarse.
El Russell 2000 suele ser un reflejo fiel del optimismo (o del miedo) de Wall Street. Cuando sube, es porque los inversores confían en el crecimiento; cuando cae con fuerza, como ahora, lo que refleja es prudencia, incluso temor.
Por ahora, la cautela domina la escena. Las pequeñas empresas estadounidenses —las mismas que representan el motor más amplio de la economía— enfrentan un momento complicado.
Y mientras el índice Russell 2000 no muestre señales de recuperación, será difícil hablar de un mercado verdaderamente sólido.
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